La violencia doméstica: una guerra paralela. (reflexión cortísima y a medio hacer)
A veces me da pena publicar porque siento que descubro cosas que quizás ya son obvias para medio mundo.
Pero eso significa que existe todavía medio mundo para las que quizás estas cosas no sean obviedades, y por ende me excuso en publicar escritos que para algunos (y sobre todo para algunas) resulten obvios.
El tema de hoy es la guerra. En la guerra la mayoría de los muertos son hombres y el mundo se vuelca a solucionarla. Muchas soluciones son en realidad intereses camuflados o peor aún, propuestas bien intencionadas que sólo le dan combustible a los conflictos bélicos ajenos. Aunque la guerra parezca normal, especialmente debido a que siempre existe algún conflicto en las portadas de la prensa, y nuestro país en particular no haya parado en los últimos dos siglos, lo cierto es que la mayoría del mundo, occidental y oriental, no está viviendo en zonas de conflicto.
Lo que sí sucede a larga escala de manera aberrante es la violencia doméstica. De todo tipo. El abuso sexual y emocional, dentro de relaciones románticas, familiares o ambas. Genera traumas y marcas. Es casi como una guerra paralela, incesante, en la que los perdedores son a menudo los niños y las mujeres.
***
El desinterés de los políticos en este tema, lejos de reflejar sus visiones personales, hace evidente la importancia que la sociedad misma le da al tema. La población afectada, además de manera recurrente, quizás no sangra para las fotos, porque la intimidad de las relaciones familiares y románticas ha adquirido un carácter sagrado en la ley y en la cultura. Pero los crecientes movimientos feministas han hecho evidente que hay millones de víctimas confinadas en sus casas.
Comentarios
Publicar un comentario