3 días en Sarajevo
Sarajevo es una cuidad de rostros tristes. Como buena parte del este de Europa, Bosnia-Herzegovina es un país con una historia rica. En Sarajevo, la capital de Bosnia, mataron al príncipe Sanz Ferdinand de Austria, lo que desataría la primera guerra mundial. Pero no por eso es la tristeza de los bosnios. Hace 30 años, Bosnia no era un país, sino una república parte de Yugoslavia. Votaron por separarse y recibieron la represión de paramilitares serbiobosnios, que también vivían en Bosnia pero se identificaban más con los serbios. La guerra duró 3 años y acabó con la vida de 100 mil personas en un país de 4 millones de habitantes. En tiendas de DVD, encontraron vídeos de cómo francotiradores serbiobosnios apuntaban y asesinaban a los civiles sarajevenses desde la altura de las montañas. La paz fue impuesta por Estados Unidos en 1995.
La guerra está en el congelador, nos dijo la guía turística que hablaba desde el corazón. Ella vivió la guerra y también sus padres. Nos llevó al taller de un artesano, que transformaba pedazos de metal en piezas de arte con martillo y cincel. Nos explicó el proceso de tallado con una amabilidad contagiosa y martillo en mano. Regresé el día siguiente a comprarle un marcapáginas, con el nombre de mi madre abajo y la palabra mamá en la cabecera.
Los Sarajevenses con los que interactué, como el artesano, eran amables. La ciudad nevaba y las mezquitas cubrían sus cúpulas de blanco. A las 6 sonaban tanto los cantos para llamar a los musulmanes a rezar, como las campanas para que los cristianos ortodoxos atiendan la eucaristía. Mujeres con hiyab y sin hiyab compartían hogares y lazos familiares. Los árabes vienen a Sarajevo a esquiar, nos decía la guía turística. Yo me preguntaba si además de por la nieve, disfrutaban de estar en un lugar donde la cultura musulmana interactuaba de tú a tú con la vida europea. Sarajevo es en realidad, una ciudad europea de mayoría musulmana.
En Sarajevo hay dos naciones -nos explicó la guía. Hay fronteras invisibles que separan a los serbiobosnios de los bosnios musulmanes. En nuestro recorrido, varias veces cruzamos esas fronteras. Aunque para nosotros era insignificante, para la guía y el conductor significaba algo. Estaban en el territorio del enemigo.
Los del <<otro lado>> ya no son un enemigo militar, sino un enemigo social, porque algunos -no todos- niegan lo sucedido. Niegan el dolor de las víctimas, que sistemáticamente perdieron a sus familiares vestidos de militar o de civil, bajo el fuego de las armas serbas. El padre del artesano, por ejemplo, murió en la guerra. Él ahora talla todos los días en su taller, donde el martillo y las voces de visitantes, algunos amigos, otros compradores, hacen el lugar menos solitario. Me preguntaba yo si la cantidad incontable de objetos que populaban la tienda eran en realidad su terapia para lidiar con el pasado de la guerra. Él y otros artesanos producen mucho más arte del que es consumido en una ciudad que aunque algunos turistas llegan, el pasado de la guerra todavía pesa.
“Para que peleamos, si el país está vacío” dijó la guía. Muchos jóvenes se fueron a buscar oportunidades en otros lados o a huir de un país donde la paz, como la guerra, es fría. Las inversiones en Bosnia llegan a cuenta gotas porque cada tanto, un incidente de un lado u del otro amenazan con repetir una escalación militar.
Además de la Federación (de mayoría bosniomusulmana) y la República Serbia (conformada por los serbiobosnios), en Bosnia y Herzegovina hay una tercera parte llamada Brčko. Cada sistema político tiene su presidente, su asamblea y propia policía. La lentitud del progreso se debe a que hay tres sistemas paralelos en un solo país, obligados a encontrar consensos -nos contó la guía y también el director de una fundación que ayuda a niños de todo el país, tanto a los bosnoserbios, a los bosnios musulmanes, a los bosnios croatas e incluso a una minoría gitana olvidada entre las tensiones de los grupos mayoritarios. Esa complejidad del sistema, que garantiza una representación más grande, crea a la misma vez fronteras tanto organizativas como físicas nos explicaron en la fundación -También, pensé yo, la constitucionalidad estatal dispersa es quizás el sostén de la paz frágil.
“Los serbios que estaban de este lado se fueron para allá, y los que estaban allá se fueron para acá. A nadie le gusta ser minoría” dijó, y yo reflexione sobre mi vida en Estados Unidos: Por voluntad propia, estudio en un país donde la latinidad es a menudo perseguida, a veces tolerada, y en el mejor de los casos, exotizada*.
Los bosnios, como los húngaros, sienten que no merecen estar donde están: Países subdesarrollados en la parte norte del hemisferio occidental. “Somos europeos” reprochó la guía. Con un amigo discutíamos como detrás de esa afirmación, yace la idea de que ser europeo esta vinculado a una serie de privilegios. Como si la sangre blanca no tiene derecho a pasar miseria.
Me preguntaba yo, si los pueblos negros del Chocó o los indigenas Wayuú de la Guajira (en Colombia) también dicen “somos americanos”** cuando le reclaman al estado y a la guerilla dejar de hacer guerras en su territorio. Seguramente no. Dicen “somos humanos” y ya está.
En Sarajevo no escuché español. Aunque si escuche a Bad Bunny y a Shakira, prueba de que la música latina atraviesa las fronteras sin necesidad de que los latinos las atraviesen también -Yo juraba que los artistas latinos solo llegaban al top 50 global por que unos cuantos latinos escuchaban sus canciones sin tregua.
La música bosnia es la misma que la musica serba, o al menos asi nos dijo la guía. “Es algo que nos une”. También esquían juntos, bosnios-musulmanes y bosnios-serbios, en las montañas que antes eran escenario de guerra.
En la fundación a la que visité, el director insistía en que había que olvidar las diferencias "todos somos iguales". Yo me negaba a aceptar tal solucion. Olvidar las diferencias es olvidar la cultura y es olvidar el pasado. Me gusto más cuando dijo "hay que concentrarnos en las similitudes".
Con el corazon deseo de que las similitudes que encuentren con el otro no sean compartir la piel blanca o la identidad europea: Tal construccion de nacionalidad solo lo pondrá dificil para la siguiente minoría que no cumpla esos estandáres. Con esa anotación, me despido de Sarajevo y de ustedes lectores.
*Pongo exotizada arriba de tolerar por una razón especifica. Mi intención no es decir que la exotización es positiva. Sino que la ‘aceptación (o el toleramiento)’ de la población latina como una etnia a ser explotada y otherized es una práctica igualmente dañina (y a veces, sino siempre, interrelacionada con la propia exotización).
**En algunos países de Suramérica se enseña que Suramérica y Norteamérica es un solo continente. Por eso muchos sudamericanos critican el gentilicio ‘americano’. A algunos lectores les parecerá obsoleto pensar que Suramérica y Norteamérica es un solo continente. También seria obsoleto entonces pensar que Europa y Asia son dos continentes, cuando geológicamente son uno.
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