Chao Lucas
Hay gente que conocemos de a partes y de a momentos y aún así se acercan al corazón.
Lucas lo conocí sólo de a partes, por lo que escribir sobre él es un atrevimiento, pero desde la lejanía, es mi única manera de expresar mi luto y poner con él mi granito de arena en la narrativa de su memoria, cuya honra pertenece a Gaia, a Salvi y a Gloria, y a sus amigos y familiares más viejos y cercanos, que mejor puedan recapitular y entender al Lucas dentro y fuera de Turbaco.
Lucas era amable, cariñoso y soñador. Un artista puro a mis ojos inexpertos, y para muchos otros más expertos, también. Alguien que pintaba con el pincel y la palabra. Y con el hacer. Descendiente de una familia política, Lucas rompió con los esquemas para perseguir el arte y el amor muy por fuera de las expectativas y manías de clase del círculo cachaco en el que nació.
Algunas veces me trató de explicar su arte pero yo no le entendí. Aunque me impresionaban sus pinturas, y con unos folletos muy bellos de ellas hice una especie de collage en mi cuarto. Creyente y estudioso de la astrología, le compartió unas cuantas veces a mi padre predicciones y explicaciones que conectaban los movimientos del universo con el presente humano. Yo, escéptico, poco creía (y poco creo), pero junto con mi padre lo escuchaba con atención. Mi papá ganó interés, especialmente después de que le atinó al futuro cuando dijo que 'un gran cambio se venía' en vísperas de la pandemia. Yo creo que si lo escuché en sus temáticas astrológicas era porque la pasión que exhalaba en sus gestos y en sus ojos la admiraba y me contagiaba de vida. Y de mi propia faceta artística de la pintura que nunca terminé de explorar y comenzar.
Quizás el mayor regalo que nos dio Lucas fueron Gaia y Salvi, sus hijes, que con frecuencia nos visitaron y le alegraron la vida a mi hermana, a quién le venía haciendo falta vecinos de su edad para compartir, jugar y soñar. Y claro Gloria, su esposa y la madre de Gaia y Salvi, que conectó muy bien con todos nosotros, especialmente con mi madre y con quién tuve unas cuantas conversaciones divertidas sobre psicología (y de cualquier otra cosa).
Me acuerdo que Lucas conectaba el tema de los astros con la personalidad de sus hijes, y con eso justificó en qué escuela enviarlos. Con o sin astros, yo lo que vi fue a alguien que tenía un genuino entendimiento de las pasiones y personalidades de esas dos personitas a las que criaba con tanto amor. Desde mi perspectiva de fuera, estuve muy de acuerdo con sus decisiones, aunque lógicamente no pude seguir el tema y no tengo idea de si esas escuelas terminaron siendo apropiadas para sus niñes. De lo que no puedo dudar es de las buenas intenciones que tenía por el desarrollo de Gaia y Salvi. Desde casi que bebés eran (y son) almas libres y valientes, alimentadas por sus padres que les dejaban ser, experimentar. y treparse por los árboles de la casa de Torrecilla. A la que se mudaron para convertirse en nuestros vecinos hace ya muchos años que hoy parecen pocos. Poco después de su llegada se volvieron amigos y vecinos por los que teníamos y tenemos INMENSO cariño; un sentimiento cuya presencia siempre supimos, pero aún así, hoy mas que nunca sabemos por el dolor que la partida de Lucas nos produce. Los cuatro, Gloria, Lucas, Gaia y Salvi, le dieron vida a esa casa hermosa, que había estado muy callada desde la muerte de mis padrinos. Tanto así que me entristeció cuando mi mamá me contó que se iban a mudar para la India, a perseguir otros sueños y otras aventuras.
Muy al reflejo de la fortaleza de su crianza, de su padre, de su madre y de sí misma, fue Gaia, su hija, la que nos comunicó de su propia palabra que su padre había muerto poco tiempo después de un accidente en la vía, muy lejos de su tierra (si existe tal cosa) pero muy cerca de sus sueños, que siempre persiguió en una eterna pasión por el alcanzar, el soñar y el vivir.
Chao mi querido Lucas y un abrazo desde la distancia de la geografía (y ojalá la cercanía de estas palabras) para Gloria, para Gaia y para Salvi
-Alan
Dios bendiga ese Don de escribir desde el corazón
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