Escribo para que me lean y también para mí


Siempre pensé que comenzar a escribir un blog sobre mí era un acto de egoísmo. Hoy todavía lo pienso  pero ahora lo creo legítimo: molestaré a unos pocos y entretendré a unos cuantos a cambio del júbilo que me producirá ver mis pensamientos publicados, y ojalá algún comentario que me haga sentir visto y leído.

 Aunque a menudo escribo sólo para mí, mi voz interior sale mejor cuando sé que alguien me leerá, ahora mismo lo estoy sintiendo: mis palabras fluyen, sabiendo que no quedarán atrapadas en la jaula de mi cerebro. 

A cambio de la atención de mis lectores, de tu atención, espero que en mis reflexiones puedas encontrar algo valioso. Quizá algo de ti mismo,  no porque crea que vayamos a pensar y actuar igual pero, a menudo, al escuchar de otros, también pensamos en nosotros y encontramos nuestros dilemas, emociones y problemas en aquello que le pasa al otro, inclusive, con mayor facilidad que si entráramos en un proceso de introspección. También seré original. Procuraré que algunas de mis entradas den lugar a un debate fresco sobre temas a menudo enterrados por los juicios y tabúes del tiempo y lugar en el que estamos. 

Sé que unos cuantos familiares y amigos sólo vendrán a curiosear en que ando o en que pienso. A ellos también les escribiré. Aunque me apenará un poco, sonreiré al saber que mis allegados han leído alguna de mis entradas. La dicha será aún mayor, sí, a través de blogger, acerco a alguna de aquellas personas a las que quiero pero, encerrado en mi microcosmos, poco o nada les hablo.  

También espero llegarle con mis palabras a una audiencia que me conocerá, al menos en principio, sólo por este medio, pero que comenzarán a hacer parte de este nanocosmos virtual y, aspiro, divagaran sobre aquello que escribí por más tiempo de la inmediatez del internet. Por último, escribiré para liberarme, para encontrarme y, sobretodo, para dejar escapar parte de mi voz interior del laberinto de mi privacidad.  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Capítulo Uno: Indigenismos en nuestra lengua

3 días en Sarajevo

El color de la verdad