Tres idiomas, una lengua materna

Tres idiomas, una lengua materna

Mi primera lengua es el español. El idioma en el que me habló mi madre cuando nací, y con el que me comuniqué con mi primer amor. Es el idioma en el que pienso, cuando realmente quiero pensar, y el único lenguaje en el que realmente puedo sumar y restar. De la misma manera que mi padre suma y resta en alemán los pesos que gana en Colombia, en un restaurante en la Costa Caribe (dónde crecí) que co-fundó con mi madre hace ya casi 30 años. 

Inglés es el idioma que aprendí en la escuela, a la fuerza, con una profesora regañona que explicaba en español y que nos corregía con mala cara cuando leíamos en voz alta; a pesar de que ella misma no nos había enseñado la fonética gringa. 


Inglés es sin embargo el idioma de muchas de mis amistades. Es el idioma oficial de mi escuela de Canadá, donde hice y mantengo amigos muy cerca a mi corazón. El inglés hablado mío le pertenece a esas amistades y a las que haré en el futuro en mi segunda lengua. Con esos amigos es con quienes realmente hablo desde el corazón al expresarme en inglés. Con el resto de la humanidad, hablo desde la garganta, mas concentrado en la pronunciación que en el mensaje. 


Alemán es mi lengua paterna, y la lengua de mi segunda patria, Alemania. Es una lengua que no aprendí de niño por la terquedad de mi padre, y que ahora aprendo de adulto por diversión. Una patria no es un territorio, sino una cultura y uno (o más lenguajes). Un pasaporte alemán no me hace alemán, sino puedo hablar el idioma. Al menos así se siente para mí. Y por eso lo estoy aprendiendo. Claro que nunca seré alemán para la mayoría de los alemanes que me encuentro en las calles. Escucharán, como en inglés, mi acento latino que se niega a abandonar mi ser como queriendo decirme, que aunque hay dos tierras que me pertenecen a mí, sólo hay una a la que yo le pertenezco


Spanglish, para mí, es un arreglo temporal, una tregua, entre la colonización y la neocolonización. Spanglish es un ‘me vale verga’. Cuando alguien combina dos lenguajes, está diciendo, gritando; ‘Me vale verga los diccionarios, la gramática, el lenguaje en sí mismo, lo que quiero es comunicarme en el contexto y espacio temporal en el que estoy’. Spanglish es el triunfo de algunos latinoamericanos nacidos en gringolandia, encontrando un hogar lingüístico en un idioma inventado que refleja la resistencia y la mezcla que llevan en su sangre -a la luz de sí mismos y de otros.


Para mí, sin embargo, Spanglish es la derrota temporal del único idioma que pensé que dominaba. Quiero recuperar mi lengua materna por completo, una vez deje los Estados Unidos. Es una reconquista que necesito, aceptando que hablar inglés y alemán es una victoria parcial. El inglés y el alemán me abren dimensiones alternativas, que estoy obligado a navegar con la mitad de las puertas cerradas. Soy trilingüe, pero solo tengo una lengua materna. Tengo dos pasaportes, pero solo un país. Tengo todo lo que necesito, y un poco más. Tengo todo lo que quiero, y un poco menos. Por suerte tengo más de un idioma, para expresar la misma vaina*.


*vaina significa cosa, en varios dialectos latinoamericanos, entre ellos, el costeñol, de la Costa Caribe colombiana. 


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