Berlin y Viena, una serie de amistades y reencuentros fugaces.
En mi semestre de intercambio, que en vez de 4 meses se extendió a 8 por la naturaleza del programa y mi decisión de quedarme 2 meses más en Viena (Austria), comencé muchas amistades que quedaron a medio andar por cuestiones de tiempo. En Berlín me quedé dos meses, y me encontré con una colombiana de muy buen corazón llamada Lizeth, con la que pasé el tiempo junto a Tania, una chica rusa de nacionalidad mongola muy divertida y amable. Diferente a lo que pensarían (y lo que yo mismo esperaba), entre los 3 hablamos alemán la mayoría del tiempo. También forjé una buena amistad con las tres ‘mentoras’ que estuvieron allí. Su trabajo implicaba ser carismáticas y hablar alemán con nosotros, por lo que temí que la conexión que teníamos tuviera la rigidez de un globo que se explotaría apenas finalizado el programa, pero acabé manteniendo un buen contacto con dos de ellas y las visité ya más entrada la primavera. En eso podría resumir dos meses en Berlín, pero sería injusto con la familia Camac...